Mi estatus legal en el país

La vida de la mayoría de los divorciados cambia una vez que culmina un divorcio. Sin embargo, si uno de los divorciados no es un ciudadano de EE. UU., puede que tenga que enfrentar retos adicionales y pelear por su derecho a permanecer en Estados Unidos. Generalmente, cuando un inmigrante se casa con un ciudadano de EE. UU. y la pareja reside en el país, al cónyuge inmigrante se le proporciona el estatus de residente permanente condicional si la pareja ha estado casada por lo menos dos años.
A fin de obtener la residencia permanente definitiva, el cónyuge inmigrante debe presentar una petición ante el USCIS dentro de los 90 días previos al segundo aniversario de obtener la residencia permanente condicional. Si la pareja continúa casada, el cónyuge inmigrante llegará a adquirir la residencia permanente definitiva y, en un futuro, podrá optar a ser ciudadano. Sin embargo, si la pareja se divorcia antes de que el cónyuge inmigrante obtenga la residencia permanente definitiva, el cónyuge inmigrante puede ser deportado. A fin de permanecer en Estados Unidos, el divorciado, usualmente con la ayuda de un abogado de inmigración, necesita probar alguno de los puntos siguientes:
1. Que el matrimonio se contrajo de buena fe y que se dio por terminado debido a una causa ajena al inmigrante. Un tribunal confirmará esta información y recogerá datos acerca si la pareja vivió junta como marido y mujer, si tuvo hijos o adquirió propiedades en conjunto. 2. Que el inmigrante podría encarar dificultad extrema si resulta deportado.
3. Que el inmigrante fue golpeado o tratado con crueldad extrema por el cónyuge ciudadano de EE.UU. Si se prueba cualquiera de estas excepciones, el inmigrante podrá permanecer en Estados Unidos. Atte. Devoument Group Lawyers - Global.